“Me gustaría hablarles de la tremenda historia de Jacques Vallée, un astrofísico que estaba a principios de los años sesenta en un observatorio francés perteneciente al CNES (…) Desde allí ve unas esferas misteriosas orbitando la Tierra (…) Jacques se lo comenta a su profesor pero se hace el silencio, nadie le cree (…) Vallée descubre a los tres o cuatro días que las pruebas del avistamiento habían sido destruidas y no puede creerlo, sus propios mentores están siendo cómplices de la opacidad.
Jacques descubrió que muchos científicos efectivamente participan del secretismo, de la opacidad en los nuevos descubrimientos (…) Ve unos OVNIS, le censuran y lo que hace es obsesionarse con ellos (…) Esto le trajo enemistades, era de los más valorados pero su interés por los objetos volantes le acarreó más de un problema”.