“La semana pasada hablábamos de Miguel Ricart, de diversas corrientes de pensamiento y de muchas personas, que todo su derecho, decían que no había ni siquiera de identificar a una persona que ya había cumplido con la ley (…) A mí a veces ese desapego con la realidad humana me sorprende muchísimo, he indagando he visto cómo otro personaje de categoría en esta oscuridad como El chicle se convertía en motivo de conversaciones por estar disfrutando del segundo grado tras haber matado y metido en un poco a una chica (…) La ley, la burocracia dirá lo que diga, ha provocado que asesinos de casos espeluznantes, gracias a la derogación de la doctrina Parot vuelvan a estar en la calle (…)
Una gran parte de la sociedad, a la que yo les aseguro que no entiendo, clamaban que eso era la ley, pero es que amigos, la ley puede ser muy injusta (…) Hay violadores que han reincidido, asesinos sin escrúpulos que han cumplido una parte de condena mínima respecto a lo que les tocaba, y por eso la sensación es de absoluta incoherencia”.