Existe una Asturias industrial que fue el centro de la siderurgia española en los años 50, una Asturias en la que decenas de obreros perdieron la vida creando campanas o embudos de metal sin ni las mínimas medidas de seguridad. Eran los campaneros, personas fundamentales para que Avilés se convirtiera en el centro de la siderurgia en España.
A principios de los años 50, en época de posguerra, muchos ciudadanos intentaban sobrevivir al hambre y a la penuria soportando cualquier tipo de trabajo. En aquellos tiempos en la ría de Avilés, en el estuario, miles de hombres acudieron para poner en pie una enorme siderúrgica sin saber que realmente se iban a encontrar el mismísimo infierno.
Algunos de aquellos hombres que sobrevivieron al durísimo trabajo que allí realizaban han hablado para ‘Cuarto milenio’ relatando las penurias que tuvieron que pasar: “Dormíamos en el suelo, nos tapábamos con lo que podíamos, había que protegerse de los robos porque te lo quitaban todo y te echaban al río”.
Cuando los hombres llegaban a Avilés encontraban grandes bloques de hormigón que en algunos casos se convertirían en sus tumbas: “Bajaban por esos bloques de hormigón a los que llamaban campanas para servir de cimiento a la siderurgia que después estaría colocada encima”.
Tal y como han explicado los expertos para este programa, muchos de estos obreros morían aplastados, ahogados bajo el nivel del agua o incluso succionados por los agujeros de los bloques: “Cuerpos de personas salían con presión por agujeros de pocos centímetros, como si fueran tierra”.
Este duro trabajo acabó con la vida de muchos hombres, obreros sin nombre, accidentes laborales que intentaron ser silenciados por la prensa de la época: “Intentaban que no se hablase de las muertes en los periódicos, pero la verdad acababa saliendo”.