Alfonso Graña, el español que se convirtió en "Rey de los Jíbaros" y al que se acusó de comerciar con cabezas reducidas
El gallego Alfonso Graña se adentró en la selva amazónica y allí conquistó a la hija del jefe de una tribu indígena
Hubo un tiempo en que un español se convirtió en el “Rey de los Jíbaros”, los temibles cortadores y reductores de cabezas de la selva amazónica. Ese hombre era el gallego Alfonso Graña Cortizo.
Graña nace en una pequeña localidad de Orense en 1878 y, movido por el hambre del momento, migra a Brasil y posteriormente a Perú. El trabajo casi esclavo en las plantaciones donde se extraía el caucho obligó al joven gallego a buscar nuevos horizontes aunque eso significara un gran riesgo para su vida.
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A partir de 1920 ingresó en la selva peruana en busca de fortuna acompañado de un paisano en la que cayó prisionero. La hija del jefe de la tribu que le tenía cautivo se enamoró de él, lo que le valió para salvar la vida. Se casan y, al morir el padre de la novia, él pasa a ser nombrado “El Rey de los Jíbaros”.
Alfonso Graña y la leyenda de las cabezas reducidas
Graña consiguió establecer paz entre los pueblos indígenas y llegó a mandar sobre más de 5.000 jíbaros. El nuevo líder blanco rápidamente asimiló la cultura de aquella tribu indígena incluso participando en sus rituales más secretos.
Graña recogió en sus relatos cómo los jíbaros accedían a los poblados para cortar cabezas que luego reducían, algo que consideraban trofeos. Tal y como se cree, Graña se dedicó a vender a los americanos cabezas reducidas, motivo por el que fue procesado.