El genial arquitecto catalán fue el creador de numerosas obras que han pasado a la historia como algunas de las mejores construcciones de la humanidad. La famosa Sagrada Familia de Barcelona se encuentra entre ellas y es precisamente allí, a ese templo inacabado, hacia donde Gaudí se dirigía cuando un tranvía le arrolló muriendo horas después en un austero hospital de la ciudad condal.
En un primer momento nadie reparó en aquel hombre que yacía agonizando en el suelo, con ropas raídas, y que parecía un mendigo más de la ciudad. Y es que Gaudí vestía como un sintecho harapiento, algo que provocó que hasta cuatro taxistas pasaran de largo delante de él denegándole el derecho de auxilio.
Así es como Gaudí perdió la vida, pero no muchos conocen cómo fue la vida más oculta de este grandísimo artista, un arquitecto que tenía una tremenda faceta espiritual que José María Zavala rescata en la nave del misterio.