“Siempre son inquietantes los payasos”, introduce Iker Jiménez a la hora de ahondar en la figura de Ramper (Ramón Álvarez Escudero). No sólo fue payaso, sino también inventor, agitador y uno de los primeros iconos sociales del que se hacían productos de marketing. Era un innovador a todos los niveles.
“En estos payasos había una doble mirada, una doble tez. Estas historias mezclan las risas, lo público, la tristeza, el olvido… No era la primera vez que una celebridad acababa de manera sórdida en sus últimos días”, añade Iker. “Este es un homenaje a tantos como él, de los que ya no se sabe nada”.
En los años 20, los teatros y circos era el mayor entretenimiento popular. Aquí nace la figura de Ramper, con una memoria prodigiosa e improvisación ingeniosa. Se situó en el panteón de los artistas más divertidos y excéntricos de todos los tiempos. Su carisma le llevó a rodearse con los mejores artistas, deleitando a niños y adultos.
Pero no todo fue glamour y éxito, pues su vida estuvo marcada por la tragedia. Repasamos la trayectoria profesional y personal de este maestro del entretenimiento que, con el paso de los años, ha caído en el olvido. Las luces y sombras de este mítico artista del entretenimiento.