En este último programa de 'Cuarto milenio' Iker Jiménez ha rescatado una historia que le marcó profundamente y que hasta ahora nunca se había contado en la nave del misterio. Se trata de la historia de un joven estadounidense llamado Eben Byers que en la sociedad americana de principios del siglo XX podría considerarse como un influencer de la época.
Sin embargo, este joven apuesto nacido en Pittsburgh el 12 de abril de 1880, saltó realmente a la fama por, a principios de los años 30, fallecer de múltiples cánceres causados por radiación tras consumir Radithor, un popular medicamento hecho de radio disuelto en agua.
Todo comenzó cuando en 1927 Byers se lesionó el brazo tras caer de la cama de un tren y, para calmar el dolor, su doctor le recomendó tomar este polémico medicamento patentado por William J.A. Bailey, un falso médico. Byers creía que la misteriosa bebida mejoraba notablemente su salud y empezó a tomar grandes cantidades de Radithor. Byers solo paró de consumir Radithor en octubre de 1930, tras haber consumido cerca de 1400 botellas.
Byers perdió peso, tuvo tremendos dolores de cabeza, y sus dientes se empezaron a caerse, hasta que meses más tarde acabó por perder la mayor parte de su mandíbula inferior. El tejido óseo restante de su cuerpo se estaba desintegrando y se estaban formando agujeros en su cráneo, literalmente "sus huesos se estaban disolviendo en vida". El 31 de marzo de 1932 Byers acabó falleciendo de lo que en la época se nombró como "envenenamiento por radiación".