Algunos de ellos han creado auténtica devoción. Se trata de los muñecos considerados malditos, pequeños objetos que fueron creados para hacer felices a los niños y que terminaron provocando pavor a miles y miles de personas.
Es el caso del muñeco Robert, un pequeño marinerito de trapo regalado por los padres de una familia pudiente a su hijo pequeño llamado Robert:
“Cuando se lo regalaron el niño comenzó a tenerle como su mejor amigo, le sentaba a la mesa a comer con la familia, le cuidaba, hablaba con él… hasta que el muñeco parece que empieza a cobrar vida”.
Cuenta la leyenda de este muñeco que asegura que en la familia estaban convencidos de que se trataba de un muñeco poseído:
“Se cuenta que la familia despidió a una empleada negra que antes de dejar la casa lanzó una maldición sobre el muñeco”.
Hasta tal punto llegó el pavor por esta figura, que los niños no se acercaban a la casa familia porque “Robert les observaba desde la ventana”.
Ahora, el muñeco de más cien años de edad presuntamente maldito descansa en la vitrina de un museo desde donde “observa” a los que van a observarle a él:
“Se dice que si vas a ver a Robert y te lo tomas a broma lo pagarás, Robert se tomará su venganza, son muchas las personas que han tenido que volver a pedir perdón a Robert por grabarle o tomarse fotos con él sin permiso por las consecuencias que han tenido en su vida las burlas hacia este muñeco”.