Una historia contada por José Antonio Caravaca llamó especialmente la atención de Iker Jiménez. Cádiz, agosto de 1989 durante una tarde cualquiera en una pista de fútbol. Una típica pandilla de chavales de la época que se reunía cada sábado por la mañana para jugar al fútbol y a veces, también entre semana.
Michael Martínez Blanco era ese 10 de agosto el portero del equipo y precisamente desde allí, desde su portería, vio algo que aún hoy recuerda como si hubiera ocurrido ayer. Destellos de luz orbitando alrededor de un óvalo: “Eso no era un avión, no era la velocidad normal a la que se mueve un avión, estuvimos viendo ese objeto durante entre cinco u ocho minutos hasta que se ocultó detrás de un cerro”.
Ahora, décadas más tarde, el gran José Antonio Caravaca visita el plató de ‘Cuarto milenio’ para hablar con Iker Jiménez sobre el suceso que lleva investigando meses. Pero Caravaca no viene solo, le acompañan Michael y Juan José, dos de los niños que vieron en primera persona aquel objeto y los dos únicos que aún quedan vivos.
Michael y Juan José han vuelto a reencontrarse gracias al rescate de esta historia 18 años después, y es que ellos dos son los únicos, de los diez niños que formaban la pandilla, que permanecen con vida:
“De los diez, ocho murieron jóvenes, una cifra muy alta, de hecho en el entierro de uno de ellos un viejo conocido se me acercó y me dijo ‘ya solo quedas tú, ¿no?’, ahí me di cuenta de que algo extraño pasaba”.