El pasado 8 de junio unas imágenes dieron la vuelta al mundo. Un tiburón tigre devoraba, literalmente, a un joven en un resort de Egipto, en aguas del Mar Rojo. Se trataba de Vladimir Popov, de 23 años.
El joven ruso decidía darse un baño en unas aguas que suelen ser tranquilas pero donde hace algo más de un año ya murió otro turista por las mismas razones. Los testigos del suceso aseguran que Vladimir gritó ‘Papá, ayúdame’ en sus últimos instantes de vida.
Estos mismos testigos (bañistas y trabajadores del resort) fueron los que movidos por la rabia capturaron al escualo y le dieron muerte a palazos. Ahora la polémica salta por la intención de las autoridades egipcias de exhibir en un museo el cuerpo momificado de este tiburón, tras haberle realizado la autopsia y haber encontrado dentro de su cuerpo partes del joven ruso.