En el año 1947, tuvo lugar esta desgracia en la ciudad de Cádiz. Iker Jiménez cuenta con los testimonios de Jesús Campelo (comandante de la infantería marina) y con Fernando J. García Echegoyen (marino y analista de naufragios), que recuperan esta historia, para muchos olvidada. Una historia con misterio que roza lo sobrenatural.
El 7 de agosto de este año, el depósito de explosivos de la Armada de Cádiz estalló de forma accidental, causando enormes destrozos, “una destrucción sin precedentes”. Hubo un centenar de fallecidos y más de 10.000 heridos. Se han investigado las diferentes causas.
El barrio de San Severiano queda arrasado por estas explosiones y lo que parece estallar es la carga de profundidad de los explosivos, según cuenta Echegoyen. El calor habría tenido un papel importante, aunque la investigación no apuntó a nada concreto. Las minas llevan cuatro años a la espera de ser trasladadas.
Echegoyen es quien aporta esta interesante información. Se habla de un señor desconocido que indicaba a los rescatadores de la presencia de un pozo para apagar las llamas: “Este hombre desaparece y nadie lo vuelve a ver”, dicen sobre esta aparición.