“La cuestión científica se ha convertido en la gran onda que aporta enigmas increíbles, nuevas dimensiones de realidad auténticas”, considera Iker Jiménez, que da la bienvenida a José Miguel Nieves. Nos habla de un estudio sobre las burbujas de vacío y la posibilidad de que puedan estar destruyendo el universo.
Para entender esto, Nieves nos cuenta que, en una noche estrellada, podemos ver, a ojo, hasta 2.000 estrellas. 2.500 como mucho. Si cogemos un telescopio, esas estrellas se convierten en cientos de miles. Parecen estar repartidas de manera uniforme, pero si nos alejamos de nuestro sistema vemos otras galaxias. Si nos seguimos alejando veremos que cada galaxia “es un puntito”.
“Pensad que un grupo que forma una galaxia es un grano de arena en una playa. Si te alejas para no ver ni los puntitos, verás que están alineados en filamentos, como una telaraña, que se cruzan en puntos más tensos. Hay líneas de luz y huecos. La materia se distribuye en estos filamentos, y su alrededor hay vacío, espacios gigantescos (insiste en pensar en una telaraña)”.
Estas burbujas de vacío, según el estudio de los científicos, se expanden cada vez más rápido y lo llaman “energía oscura porque no saben bien qué es, aunque piensan que es una energía”. Las pompas de vacío están afectando a las galaxias que hay alrededor, están disolviendo la galaxia cósmica, están destrozando el universo.