El pasado 15 de julio, Paloma Navarrete falleció. La sensitiva era una colaboradora habitual de ‘Cuarto Milenio’ y por ello, la nave del misterio, con Iker Jiménez al mando, ha querido rendir homenaje a la médium rescatando una interesante entrevista que concedió al programa de radio ‘Milenio3’ en noviembre de 2014.
En la entrevista, Palma Navarrete habla de sus capacidades y confiesa que, desde niña ya las tenía, algo que le asustaba: “Las capacidades que yo tenía de pequeña estaban adormecidas. Yo me consideraba muy normal, pero veía cosas. Cuando era pequeña, no he tenido miedo nunca, lo que sí ocurría es que me acostumbré a no contarlo, pero seguía ocurriendo porque eso yo lo vivía”.
“Cuando veía algo que luego pasaba, llegué a pensar que yo era la que condicionaba el acontecimiento y a pensar que yo era mala. Me daba miedo no verlo, sino ser mala” confiesa Navarrete en esta reveladora entrevista. Además, nos habla de su abuela, “la única persona que la entendía”, porque ella también veía cosas.
Paloma Navarrete comparte cuál fue su “visión más nítida”: “Fue la más repetitiva, la de la abuela blanca, que era mi bisabuela. Yo no la conocí. Vi a una señora vestida a la antigua que venía y se sentaba por la noche a los pies de mi cama, me arropaba, me miraba, me sonreía… pero no me hablaba. Fue el primer fantasma que yo he visto sin tener conciencia de que lo era”.
Paloma, que fue “elegida por un chamán”, aceptó su condición de bruja (ella misma se llama así) y fue entonces cuando comenzó a canalizar esas capacidades que tenía. Desde ese momento, su sensibilidad ha sido de ayuda para servir de conexión entre los dos mundos: “No dejo que me invadan las personas del más allá. Contacto con ellas cuando quiero. Si estuviera abierta siempre, no podría vivir”.
“Mi misión es ayudarle a que sigan su viaje en el más allá, ese viaje energético de evolución espiritual. Parece que, cuando morimos, seres queridos que ya están en el más allá vienen a buscarlos y nosotros nos vamos si quieres. Es como esos seres nos enseñaran el camino. El libre albedrío sigue existiendo en el más allá”, cuenta Paloma. “Soy como soy, y no sé por qué”.