El león de la Metro Goldwyn Mayer es todo un icono del cine. Sin embargo, pocos saben la historia que se conoce detrás del rugido más emblemático de la gran pantalla. Álex N. Lachhein, naturalista, nos la cuenta.
En 1916, los altos directivos de la compañía estadounidense querían diferenciarse de la competencia y, para ello, tomaron la decisión de crear una imagen novedosa, utilizando a un león real. Para ello, contactaron con la familia Gay, que tenían una granja donde hacían espectáculos con animales salvajes.
En un primer momento, la productora habló con esta familia y seleccionaron al león Slats para su logotipo. Por entonces, el cine era mudo, por lo que solo se veía la potente imagen del león asomando por los gráficos de la Metro Goldwyn Mayer.
Al poco morir este león, llegó el sonido al cine y querían un que se escuchara un rugido real. Para ello, contrataron a Jackie, un león del que se decía que era gafe, pues se asociaban a él algunos de los desastres que ocurrían en los lugares a los que viajaba. Sobrevivió a varias inundaciones y accidentes ferroviarios.
Jackie murió por un fallo cardíaco y, después de él, llegó el cine a color y fueron cinco los leones que se utilizaron para la productora. A día de hoy, el rugido no es solo de un león, ya que uno de los directivos consideraba que era poco potente. Por ello, cogieron el sonido que emitían cuatro leones y un tigre.
La utilización de animales reales para la grabación de este logotipo trajo mucha cola y fueron muchas las polémicas que surgieron alrededor. Hubo una asociación que aseguró que se ataba y se sedaba a los leones, además, publicaron una fotografía que, años después, se descubrió que era un montaje.