‘Carreteras secundarias’ es una de las secciones de ‘Cuarto Milenio’ que más repercusión está creando en las últimas semanas, Y es que, en esta parte del programa, Iker Jiménez comparte con los espectadores una experiencia personal que ha vivido a lo largo de su carrera profesional con una carretera secundaria como escenario.
Año 99. Camino de Cataluña, Iker trabajaba en una revista y viajaba en solitario. Investigaba a personas que ponían fin a sus vidas en honor a los seres cósmicos, a los extraterrestres. Investigaba las conexiones de los diferentes casos. Fue hasta Artesa de Lleida, por un camino de complicado acceso. Se apea y termina el viaje andando. En una vereda, vio a un tipo de espaldas con una camisa de fuerzas, mirando a la nada.
Iker se preguntó qué debía hacer: pasar de largo, acercarse a él, darse la vuelta… Se paró y tosió para llamar su atención. El individuo no se giró. Pasó por su lado y le vio mirando al cielo, paralizado, y se fue. A la vuelta, de noche, ya no le vio. Reconoce que debía haber dado un rodeo, por precaución.
Continúa Iker con su investigación de los extraños suicidios. Llega hasta un cementerio buscando a los últimos fallecidos. Ve un entierro, al poco toda esa gente se fue, él continúa, oye un pitido como una sirena y no ve nada. Al volver a la puerta, está cerrada y su móvil en el coche. Se ha quedado encerrado. Busca un sitio para dormir allí. Encontró, en mitad del camposanto, lo que buscaba: “Tuve una alucinación. Miro al pasillo y vi las dos cabezas flotantes de esos críos. Una alucinación provocada por la sugestión absoluta”.