España y Australia se citaban en Pekín en una cita histórica para ambas selecciones. Los españoles querían su segunda final de una Copa del Mundo FIBA, mientras que los 'boomers' luchaban por cosechar su primera medalla en un Mundial de Baloncesto. Esta vez, los nuestros se llevaron la victoria.
Y desde el principio ambas selecciones dejaron claro que iban a vender cara su derrota. Un encuentro que comenzó con la muñeca caliente de Juancho Hernangómez. El pequeño de los hermanos españoles anotó dos triples consecutivos para poner por delante al equipo de Scariolo.
También se apuntó a la fiesta Ricky Rubio, que quería seguir demostrando su gran nivel de forma. El base español dejó una jugada de gran calidad con una canasta después de un buen movimiento. Algo que permitió a los españoles marcharse con un punto de ventaja al final del primer cuarto.
Algo que cambió bruscamente en el segundo cuarto, en dónde los australianos comenzaron a tomar ventaja en el marcador tras los cuatro minutos sin anotar de la selección española. Y es que los españoles se marcharon al descanso cinco por debajo y con un 32% en tiro de campo, algo que muestra el poco acierto de los españoles en este segundo cuarto.
Pero en el tercer cuarto todavía fue peor. España no mejoraba en el porcentaje de tiro y la mala suerte se cebó con los españoles. Incluso se pudo ver una autocanasta de Marc Gasol después de un tapón a un jugador australiano.
Tanto que Australia se puso diez por encima del marcador con un Patty Mills espectacular, que volvió a dejar claro su gran acierto anotador. Hasta que apareció Sergio Llull para despertar a España con su mítica mandarina desde la línea de tres.
El último cuarto fue una lucha anotadora de ambos equipos. Una guerra en la que Australia no concedía ningún error, pero España no dejaba que los 'boomers' se escaparan en el marcador. Algo que puso a Australia dos puntos por encima a falta de tres minutos.
Unos últimos minutos en los que Australia entró en pánico y permitió a los españoles acercarse en el marcador. Pero no fue suficiente para que uno de los dos lograra la victoria y el partido tuvo que marcharse a la prórroga para tener un finalista. Un final en el que Bogut dejó un polémico gesto que le pudo costar una técnica.
Una prórroga agónica en la que se comenzó a ver el nerviosismo de los dos equipos, y de los colegiados, muy criticados en todo el partido. Aunque no fue suficiente y el partido tuvo que marcharse a una segunda prórroga.
Un tiempo extra en el que sobresalió la figura de Sergio Llull. El base español anotó un espectacular triple, y volvió a repetir desde la línea de tres después de una gran combinación española en la que los cinco jugadores tocaron la pelota. Algo que dio alas a los españoles para lograr la victoria y clasificarse a su segunda final de una Copa del Mundo FIBA.