Asesinatos, tráfico de animales exóticos, drogas y corrupción policial: todo sobre el 'caso Telaraña'
'Código 10' ha analizado el crimen de Lucía Garrido a manos de un sicario contratado por Manuel Alonso, su exmarido
En la finca de Los Naranjos se realizaba tráfico de animales exóticos y de droga con la ayuda de la Guardia Civil
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'Código 10' ha analizado el 'caso Telaraña', en el que el crimen de Lucía Garrido no fue el único delito que se cometió en la finca de Los Naranjos. A parte del asesinato hubo tráfico de especies de animales exóticos, drogas y corrupción de la Guardia Civil.
Manuel Alonso era un vecino del municipio malagueño de Alhaurín de la Torre que había decidido poner en marcha una finca para la cría de perros y más adelante la dedicó a la cría y recogida de especies de animales exóticos. Todo esto en compañía de su mujer, con la que inició este negocio alrededor del año 96.
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La finca de Los Naranjos empezó a ser el lugar en el que los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil depositaban los ejemplares de especies exóticas de animales que intervenían en diferentes operaciones. Era un negocio turbio y circular, ya que los animales eran reconducidos por Manuel Alonso al mercado negro.
Esto ya era irregular porque las especies protegidas no se podían vender. La Guardia Civil tenía conocimiento de estos hechos y mantenía conversaciones telefónicas con Manuel Alonso, por lo que varios agentes estaban implicados. Por otra parte, la finca de Los Naranjos también servía como guardería para vender droga.
Manuel Alonso y Lucía Garrido nunca llegaron a casarse y fruto de esa relación nació una hija que tuvieron en común. Los tres vivieron en la finca durante años y la mujer de Manuel se dejaba la piel ayudando a su marido en el negocio de los animales. En 2006 la relación se deterioró a raíz de los malos tratos que sufría Lucía.
Lucía denunció todos estos malos tratos y no sirvió para nada porque muchos de estos procedimientos judiciales no prosperaron por la ayuda que recibía Manuel de la Guardia Civil. Además, Manuel Alonso empezó a tener alguna amante y a tener un comportamiento mucho más violento.
Finalmente se separaron, pero Manuel Alonso comenzó a coaccionarla y a amenazarla por ser un testigo incómodo de todo lo que se estaba haciendo en la finca. Lucía Garrido empezó a guardar en carpetas todos los 'chanchullos' que se realizaban en Los Naranjos y era intimidada por su exmarido.
El 30 de abril de 2008 el exmarido de Lucía se fue junto a su amante hasta la provincia de Cádiz, pero parando sucesivamente en distintas gasolineras recopilando tickets de lo que iba comprando. Ese día, Lucía Garrido entró en la casa que había en la finca y alguien le atacó sin previo aviso. El agresor golpeó la cabeza de Lucía con un ladrillo. Como la mujer se resistía, el asesino la arrastró hasta la piscina, la intentó ahogar y le clavó un puñal.
El principal sospechoso que miraron con lupa fue precisamente al marido. Lo que encontraron en la escena del crimen fue una copia de una llave de la puerta de acceso peatonal de la finca. El asesinó rebuscó en el bolso de Lucía para hacerse con su teléfono móvil porque dentro podría haber contenido de lo que se hacía en Los Naranjos.
Cuando la Policía llamó a declarar a Manuel Alonso, él sacó un fajo de tickets para demostrar en qué lugar había pasado el día, de tal manera que esa actitud sorprendió a los investigadores. Días después al sospechoso se le permitió entrar a la escena del crimen rompiendo los precintos. Lo que hizo fue recuperar la carpeta que tenía escondida Lucía Garrido y que incriminaba a Manuel.
El instructor del caso logró que se detuviera a la mujer de Manuel Alonso por estancia irregular en España, ya que era ucraniana. Manuel reaccionó enfadado y llamó a su amigo del SEPRONA. Sin embargo, lo que desconocía es que tenía los teléfonos pinchados y supieron que su amigo hizo un trato con él para liberar a la ucraniana.
El 25 de abril de 2009 la finca de Los Naranjos fue de nuevo escenario de un crimen. En este caso se asesinaron a dos hombres colombianos que habían entrado a asaltar la finca y a los que Manuel Alonso disparó con su escopeta para que no le robasen la droga. La muerte de los colombianos fue clave para conocer lo que sucedía en Los Naranjos.