‘Código 10’ ha acompañado a un equipo de los agentes de la sección fiscal de la guardia civil y de fronteras que trabajan en el Aeropuerto de Madrid – Barajas. Trabajan 24 horas para controlar lo que entra y sale del país y, durante la grabación, hemos sido testigos de la inesperada detención de un ciudadano belga que transportaba 22 kilos cocaína.
Este equipo controla todo lo que entra y sale del aeropuerto, no pueden bajar la guardia. La investigación empezaba a las cinco de la mañana y los agentes se preparaban para un “popurrí de vuelos” llamados “vuelos calientes” que, por su procedencia, pueden transportar objetos o sustancias ilegales.
De repente llama su atención un belga que llegaba desde Santo Domingo y que no había adquirido otro billete. En la sala se mostraba tranquilo, pero cuando el agente le pedía que pasara su maleta por el escáner empezó a ponerse nervioso.
Nada más ver en la pantalla lo que había en su interior, el guardia civil iba a su encuentro saltando por encima de la cinta y le pedía que abriera la maleta tanto en español como en inglés. El pasajero estaba cada vez más nervioso, le temblaba una mano y, nada más abrir la maleta, vemos lo que los agentes llaman “ladrillos”.
El hombre decía no saber qué era eso, negaba que fuera suyo y, de repente, huía de las autoridades. Todos le perseguían hasta que conseguían reducirle y esposarle.
Minutos después, pasaban a una sala en la que los agentes contabilizaban hasta 22 ladrillos y, tras realizar un narcotest con un reactivo, se estipulaba que había dado positivo en cocaína.
Uno de los agentes nos explicaba que en total eran 22 kilos de droga pero de gran pureza, con lo que podría ser cortada y alcanzar un valor total de unos cinco millones de euros.