“Si tuviera que volver a hacerlo, quizá no lo haría”, confesaba Enrique. Pensionista, puso un anuncio en un periódico en el que ofrecía 5.0000 euros a cambio de un empleo para su hijo.Explicaba que recibió 19 llamadas y en varias de ellas le preguntaban si podría aportar más dado que se incorporaría a su hijo “en puestos de una mayor responsabilidad societaria”. Confesaba que lo hizo porque, tras dos años viendo a su hijo buscando trabajo, su desesperación se contagió a toda la familia y explicaba por qué, en un primer momento, decidió ocultar su nombre: “Trataba de ocultar un problema de vergüenza y dignidad y porque pienso en la gente que lo está pasando peor que yo”.