El 23 de febrero de 1981, Tejero entró pegando tiros en el Congreso de los Diputados para dar un golpe de estado. Ese día, tres personas de ideología muy distinta se levantaron y se encararon a él por el bien de la Democracia. “Para mí, la guerra se acabó ese día, en ese instante se terminó la Transición y arrancó la verdadera Democracia”.