Uno de los pensamientos que tienen muchas personas víctimas de abusos sexuales es el sentimiento de culpa. James Rhodes también sufre por esto y le confiesa a Risto (que trata en todo momento de hacerle ver que no está en lo cierto, que él es una víctima) que él “flirteaba” con su acosador y que no se lo confesó a nadie porque le gustaba la atención que le otorgaba. Además, cuenta que su profesor le decía que si contaba todo lo que le hacía moriría o sus padres irían a la cárcel.