Uno de los momentos más dramáticos fue cuando Ramón consigue huir de la sala y llega hasta un camerino que está lleno y alguien gritó “no empujéis que no hay salida”. Los nervios se apoderaron de todos los presentes, aunque nuestro invitado, como el afirma, sólo tenía un pensamiento: “Si me tienen que matar, que fuese el último”. Como pudo se metió, avanzó y se metió en una puerta.