Julia está muy preocupada por Guillermo, su hijo está inaguantable. Contesta mal, a veces no aparece por casa, esta agresivo… Un día le descubre muy dinero en su habitación, y decide pedirle explicaciones, y le pide que se haga un test de drogas. Pero el efecto es peor de lo que ella pensaba. Así que la única opción que tiene es pedirle a Caronte que hable con su hijo.
Samuel decide espiar a su hijo después de Julia le dice que Guillermo podría estar consumiendo drogas. Pero lo solo las consume, Caronte descubre que también trapichea con otro chaval. Y decide darle una lección…
Un día tras salir de clase, una patrulla se presenta en la puerta de su instituto. Y delante de todos le cachean y le dicen que está detenido por pasar droga. El joven, muy asustado, se sube en el coche, pero no le llevan a la comisaría sino a ver a Caronte. “Hijo de puta”, le grita, “casi me cago encima”, añade, “eso que te pasa es lo que se siente cuando te detienen”, le contesta su padre.
El joven le recrimina que no es la persona más idónea para hablarle de drogas, en cambio, Samuel solo quiere que su hijo le escuche. Para él la cocaína fue la peor droga que probó, “llegó un día que si no me metía tres rayas no me podía levantar de la cama”, le relata. “Yo no soy como tú”, le dice Guillermo, “eso es una excusa”, le contesta el abogado, y añade, “si decides que te quieres drogar tu madre y yo no lo podemos evitar, si lo haces piensa en lo que arriesgas”.