Samuel sigue tras la pista del comisario, tras escuchar las grabaciones, solo sabe que todo ocurre en el “picadero” (nombre en clave de la casa que tiene Paniagua, donde además tiene caballos y un gran terreno). Pero todavía no ha encontrado nada que pueda relacionarlo con su caso.
Aurelio le cuenta que van condecorar al comisario y todos los agentes están en el ministerio apoyándole. Caronte se da cuenta que es la única oportunidad que va a tener para ir al picadero (sin que esté nadie allí). Samuel entra con mucho sigilo en la casa con la intención de encontrar algo que incrimine a su exjefe. Pero lo que no se esperaba era que estuviera su hija y su mujer.
Sin que nadie le vea, se cuela en el despacho de Paniagua y allí en un cajón encuentra una pistola. Antes de irse, tira todas las piezas de ajedrez que había en la mesa. Ese ruido sorprende a la hija, quien decide ir a ver qué pasa. Parecía que nadie le iba a descubrir, Samuel sale corriendo de la casa pero la hija del comisario le ve por la ventana…