Después de coger el caso de Tomás Blázquez, Marta y Caronte acuden a ver a la juez para preguntarle por qué no quieren darle el tercer grado a su cliente. Pero Samuel se lo toma por el lado de lo personal y acaba discutiendo con ella. Tal es el enfrentamiento que acaba llamándola “cínica”.
Una vez de vuelta, Samuel no puede ocultar su enfado, pero Marta la defiende, “esa mujer está haciendo su trabajo”, le dice, además ha hablado con un funcionario de prisiones, y Tomás es siempre el que empieza todas las peleas en la cárcel. Caronte cree a su cliente y es más cree que es inocente, y le gustaría reabrir el caso. La abogada no entiende cómo puede confiar tanto en Tomás si solo ha estado una semana compartiendo celda con él. Esto saca de quicio a Caronte: “Tú eres una niña de papá y no tienes ni puta idea de lo que es la vida y menos pasar por ese infierno”.
Marta se enfrenta a su socio, “a mí no me vuelvas hablar así en la vida”, le contesta, “haber pasado por la cárcel no te hace ni mejor ni peor persona ni te hará mejor abogado”, le dice, así que le pide que se tranquilice y que deje de hacer el imbécil porque va a poner a todos los jueces en su contra.