Aurelio llega a casa de su amigo porque quiere pedirle un favor: quiere que defienda a una prostituta. Acaban de estar en su club porque presuntamente ha matado a un cliente clavándole unas tijeras. Pero el policía la conoce y sabe que ella no ha podido cometer ese asesinato, Jennifer no tiene un duro y va a pedir un abogado de turno de oficio.
Aurelio quiere que Samuel se encarga del caso porque sabe que la va a ayudar. Jennifer les insiste a los dos abogados de que ella ha matado a ese hombre y lo hizo porque no podía más, está cansada de acostarse con hombres, borrachos, sucios, que la tratan como una mierda… Además ahora va a estar en la cárcel, allí no tendrá que acostarse con nadie. Prefiere eso a ser prostituta.
Samuel y Marta comienzan su investigación, y lo primero que hacen es ir al anatómico forense. Les explican cómo fueron las puñaladas y cómo fue la primera que le mató. Fue por detrás y no como Jennifer les ha relatado. Aquí es donde comienzan las incoherencias del caso.