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¿Aumentan los robos por culpa de la crisis?, este viernes a partir de las 23:45h

cuatro.com 22/11/2013 17:29

En la localidad toledana de Argés, la necesidad extrema ha obligado a un ladrón a vaciar las neveras del comedor social al que acudía “han robado la comida de los pobres, a gente que realmente lo necesitaba”, señala Paco, uno de los voluntarios. “A nosotros sólo nos queda robar para salir adelante”, apuntan Soledad y su marido, ambos, usuarios del comedor.

Quienes nunca se imaginaron en una situación como esta nos van a contar, de primera mano, el por qué se vieron abocados a pasar miedo, incluso procesos judiciales, para poder comer todos los días:

Emilia, Isabel, Javier o María Luisa son parados de larga duración que han agotado su prestación o pensionistas que no llegan a fin de mes. Su testimonio es estremecedor

Emilia fue condenada a un casi dos años de cárcel por comprar comida y pañales para sus hijas. “La compré con una tarjeta que me encontré en la calle y gasté menos de 200 euros”. La condenaron a dos años de prisión por un delito de estafa pero finalmente fue indultada por el gobierno y ha rehecho su vida por completo.

Isabel robaba comida en un supermercado de su barrio, en Getafe. “Cogía productos básicos para mí y para mi madre y al ver nuestra situación el encargo ahora me da patatas y fruta para que no las robe” Isabel y su madre Luisa no tienen luz y cocinan con una pequeña bombona de gas.

Javier no tiene agua y ha enganchado la luz sin el permiso de la compañía eléctrica. No se atreve a robar y, junto a su mujer, recoge comida en contenedores y pide dinero a la salida del metro de Barcelona. En la plaza de Cataluña se encuentra con más personas en su misma situación que esperan la ayuda de una asociación católica que les entrega comida gratuitamente.

En Cuenca, María Luisa pide indulto para su marido: “Lleva dos años en prisión por robar la caja de un estanco porque llevábamos una semana sin comer”. Con el dinero pretendía comprar comida para su familia hambrienta. Ahora luchan por conseguir un indulto del gobierno y volver a recuperar su vida en común.

Callejeros entra en el juzgado de instrucción número 38 de Madrid para presenciar diferentes juicios por hurtos, algunos de ellos, por necesidad. “La mayoría son pequeños robos de prendas de ropa para su reventa posterior pero cada vez se ven más hurtos provocados por la necesidad” señala el juez Juan Antonio Saez.

El aumento de los llamados “hurtos famélicos” nos pone delante de los ojos una realidad cotidiana en la que nadie nos quisiéramos ver: robar por necesidad.