Dicen que en la Edad Media fue el trastero de Madrid. Está a 20 metros de la Gran Vía. En la calle Desengaño conviven vecinos octogenarios, prostitutas con solera, traficantes, artistas y paseantes que asisten incrédulos al gratuito espectáculo callejero. Mientras unos jóvenes escriben un grafiti en la pared, la policía secreta rastrea el maletero de unos individuos que portan cosas presuntamente robadas. En un bloque, una mujer trae de cabeza a todo el vecindario, les insulta y amenaza. Entre el sex shop y el local nocturno donde un artista vierte leche en los pechos de su pareja, un consumidor de sexo rápido de pago confiesa "que le gustan todas". Al fondo, un hombre practica raras artes marciales.