"En el Paseo de la Castellana es hora punta todo el día", así lo resume un Agente de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, que regula el tráfico de esta calle por donde circulan más de 80.000 coches al día.
Discurre a lo largo de seis kilómetros de extensión, desde la Plaza de Colón hasta el Nudo Norte. Antiguamente, la aristocracia elegía esta vía para construir sus palacetes, de los que aún quedan en pie 13.
Hoy, son los rascacielos más altos de la ciudad los que se erigen al final de la Castellana.
El lujo, con áticos que ascienden a casi un millón y medio de euros, convive con casas más modestas, como las de la colonia San Cristóbal, donde sus propietarios son trabajadores de la EMT.
Durante el día, el bullicio de una gran ciudad, y al caer la noche, jóvenes haciendo botellón, mendigos durmiendo en los soportales y en las aceras, mujeres ejerciendo la prostitución.
Un panorama de contrastes que una de sus vecinas resume con una auténtica declaración de amor: "la Castellana me enamora".
Castellana es un reportaje de Esther Vicente.