En el Paseo de la Castellana conocemos al propietario de una oficina de venta de joyas al que han arruinado la vida. “Esto supone el fin de mi carrera”. Le han sustraído cerca de un millón de euros en joyas. Se siente impotente porque la jueza que instruye el caso “no ha permitido la inspección del domicilio del ladrón”, al que detuvieron horas después.