"De lo que te digan, no te creas na, y de lo que veas, la mitad...
Nosotros lo tenemos tó...
No nos hace falta de na...
Así que nunca digas que mi barrio es marginal...
Porque si no lo conoces vente que yo te lo voy a enseñar..."
Esta letanía la cuenta de corrido un vecino de Torreblanca durante la romería de su barriada, una zona de viviendas al este de la ciudad de Sevilla, separada por una carretera y considerada la capital del extrarradio.
Barrio obrero y castigado por la droga, Torreblanca nunca te deja de sorprender: Un caballo desbocado corriendo por la barriada antes de resbalarse y caer; un cerdo como mascota que ve la televisión con su dueño y se echa grandes siestas en el salón; una mujer que utiliza el congelador como despensa y que es capaz de tener un huevo abierto a bajo cero y luego freírlo; vecinos que improvisan un mercadillo de ropa en la puerta de su casa… todo es posible en Torreblanca.
“Viene la policía”, cuenta un individuo que sale corriendo delante de la cámara al ver la las fuerzas de seguridad. Mientras, en otra zona del barrio, un señor prende fuego una nevera para venderla como chatarra y sacarle cinco euros.
Rifas organizadas por un vendedor, chapuzas en plena calle, tiendas de golosinas en las habitaciones de una casa... Cualquier lugar es bueno para sacar un puñado de euros.
Las monjas del barrio no dan abasto con las peticiones de caridad. Varias mujeres con sus carros vacíos protestan airadamente a las hermanas de la pidiéndoles víveres. Las monjas contestan resignadas. “Teníais que haber venido a las 9 de la mañana”, cuentan mientras las mujeres siguen protestando delante de su puerta.