Aquí hemos sido invitados a una boda Ásatru, “una creencia moderna basada en la mitología nórdica”. Una ceremonia que se celebrará en un lugar increíble “el Parque Nacional de Thingvellir, considerado el corazón de Islandia”. El rito Ásatru, significa creencia en los dioses “y uno de sus principales pilares es la importancia de la naturaleza”. Los vikingos son los ancestros de los islandeses, “creían en la fuerza la naturaleza, al igual que lo hacen hoy los Ásatru”.
La boda será oficiada por la máxima autoridad religiosa asatru, el sacerdote Hilmar Örn Hilmarsson, “que es como el Papa de la Iglesia Católica para ellos”. El novio es islandés y la novia lituana y han decidido “casarse al aire libre en contacto con la madre naturaleza”.
La cerveza era la bebida más consumida por el pueblo vikingo “y por eso se vierte ahora para que los dioses purifiquen el terreno”. El fuego preside la ceremonia religiosa y los novios se sitúan alrededor. El cuerno de los vikingos es otro de los símbolos que porta en sus manos el oficiante “y del que beben los novios a lo largo de la ceremonia”.
El sacerdote, durante la ceremonia basada en la más rigurosa de las tradiciones, implora al dios de la fertilidad, al de la salud y al de la sabiduría para que proteja al matrimonio, que inicia una nueva vida. El anillo vikingo, también conocido como anillo solidario, y que es como el crucifijo católico, adquiere su protagonismo durante la ceremonia para unificar el matrimonio a lo largo del tiempo “con todas las manos unidas a su alrededor”.
En Islandia los veranos son eternos, con el sol hasta la medianoche, y los inviernos interminables, con tan solo cuatro horas de luz. “Una circunstancia vital que marca el carácter de su habitantes y condicional su manera de vivir”.