El padre de la chica decide si acepta al joven, fija la fecha de la ceremonia y empiezan a negociar la cuantía de la dote, formada por animales y mantas. El novio y los hombres de su familia son los encargados de comprarla y entregarla en la casa de la prometida, donde les reciben las mujeres con canciones tradicionales que confirman el amor y la celebración del enlace.