Tao, nació hace 32 años en Ibiza. Asegura que la auténtica belleza de la isla de Lipe está bajo el agua “y mi pasión es la pesca y a pulmón”. Llegó hace dos años y allí dejó el trabajo, una casa y una relación “me estaba consumiendo, necesitaba un cambio radical en mi vida”. Es un lugar perfecto para relajarse del estrés de la ciudad.
Roberto, tiene 40 años y se ha casado con Krom, miembro de los shaolin o gitanos del mar, una tribu nómada que vivía en sus barcos, en alta mar. Los reyes de Tailandia cedieron la isla de Lipe para que tuvieran una tierra donde vivir. Para Roberto es una isla mágica “cuando la descubrí hace 9 años no conseguía quitármela de la cabeza y al final ha acabado viviendo aquí”.
Mariona, vive en Lipe pero trabaja en Madrid. Mariona es azafata y vino hace 8 años “y me enamoré de la isla”. Ella fue de las primeras españolas que llegó a la isla para quedarse. Y aunque mantiene su trabajo en España asegura que tiene más cosas en Lipe que en nuestro país. “Es mi refugio, mi casa...es mi vida”.
Jabier, llegó hace cuatro años y vive con su novia Ann. “Lipe es el paraíso, pero estar con ella es mucho mejor”. A Jabier le gusta presumir que cuando llego a la isla se quitó los zapatos y no ha vuelto a calzárselos. “Aquí todo es para mañana, nunca hay prisas y la gente es muy relajada”.
Fernando, vino de vacaciones hace cinco años y se vino a vivir hace dos. “Dentro del paraíso solo necesito mi hamaca para mirar el mar y un lugar donde practicar yoga”. Quería tener la experiencia de vivir en un sitio así, “un auténtico lujo”.
Cristian y Amanda, esta pareja vino a pasar cinco días de vacaciones y se quedaron para siempre. Nada más llegar a la isla se los dos se pusieron a aplaudir, “fue un flechazo, después de un largo y duro viaje hasta llegar a Lipe”.
David, vino de vacaciones hace seis años y se enamoró de Tuk, su actual mujer. Pero desde que empezó a vivir aquí no ha vuelto a abandonar la isla. “El Mar de Andamán tiene un color especial y al final te atrapa”. Aquí ha encontrado, sobre todo, calidad de vida, “mi vida ha cambiado como el día y la noche”.
Ana, procedente de Barcelona llegó hace tan solo seis meses. Se levantó un día y decidió que nunca más volvería a trabajar en una oficina. “Trabajaba en un despacho de abogados y no era feliz, en la ciudad era todo estrés”. De su pasión ha hecho ahora su trabajo, es instructora de submarinismo, y bajo el agua ha encontrado la felicidad, “ahora estoy en paz”.
“Mar de Andamán, el tesoro de Tailandia”, es un reportaje de Sonia López.