Florencia, sinónimo de historia
En una de las aceras de la ciudad hay un artista callejeros que cada día y desde hace mucho tiempo, recita la Divina Comedia de Dante Alighieri de carrerilla, sin saltarse una coma. Eso es Florencia.
También es sinónimo de historia. Las familias nobles medían su poder y su grandeza en función de loa altura de las torres que construían.
Todo está orientado para los turistas. Hasta aquí vienen dos millones de personas cada año. A veces no se puede ni andar. Los florentinos sí lo hacen. Y con sus mejores galas. Luciendo su elegancia italiana.
Museos, palacios, esculturas, el puente vecchio y sus románticas casas colgantes, la catedral de Santa María de las Flores... Las poderosas familias Medicci y Tornabuoni invirtieron en los siglos XIV y XV en arte y ciencia para componer la que hoy es una maravilla del mundo.
Pekín sobre ruedas
Tiene más de 20 millones de habitantes. Pekín, la capital de la República Popular de China es la ciudad con más tráfico del mundo. “Estar todo el día atascado ste produce una sensación terrible,” cuenta envuelto por un ensordecedor ruido un español que recorre las calles de esta mega urbe subido en su pequeña moto. Para él, ir cada mañana a trabajar es una odisea de coches cruzados, bicicletas, semáforos que parecen una parrilla de salida de la Fórmula Uno…. Cinco millones de coches colapsan a diario sus calles para ofrecer un denso y nebuloso panorama en la ciudad. Por eso el Gobierno chino dicta normas estrictas: solo permite un coche en propiedad por persona, y las matrículas están limitadas y se adjudican por sorteo.
aún así, hay picaresca. Los conductores se arriesgan. “Mira, ahí va uno sin matrícula, y por ahí otro… estos no deberían salir hoy a la calle”, cuenta el expatriado español. El tráfico es tal, que cuando se produce un gran atasco, la información pasa directamente a la portada de los periódicos del mundo como insólita noticia. “Aquí ha llegado a haber un atasco que duró dos semanas".
China era el reino de la bicicleta con más de 500 millones de unidades. Ahora, en Pekín, solo uno de cada cuatro usa este transporte de tiene para gastar dinero en gasolina ni otros impuestos. Rascacielos de la nueva China con milenarios palacios imperiales se mezclan en una urbe que nunca deja de escuchar el ruido de un motor, donde el claxon de un coche es la banda sonora de la capital durante las 24 horas del día. Solo escaparte a un templo o una zona verde te puede apartar del caos de la ciudad. “Son los dos mundos de Pekín, la calle y los parques”, cuenta una española. A solo una hora de Pekín, una de las siete maravillas del mundo. “Si no has estado una vez en tu vida en la Gran Muralla China, no eres un hombre”, responde categórico un español mientras anda por uno de los 21.000 kilómetros de longitud de esta majestuosa fortificación. Un hombre para visitar la muralla, y un súper hombre para sobrevivir al tráfico de esta infatigable ciudad.