Río es una ciudad de contrastes. Los ricos y los pobres conviven en barrios pegados a escasos metros. E incluso se reúnen en lugares como en el legendario estadio de Maracaná, donde el fútbol iguala y estrecha lazos entre los que viven en mansiones y en chabolas.
Dicen que en Río de Janeiro están las mejores playas del mundo. Nada que ver con las españolas. En Ipanema o Copacabana no se ve ni una sombrilla. Los cariocas pasan el día haciendo deporte en las arenas donde se exhiben algunos de los cuerpos más esculturales del planeta. Allí mismo, junto a las olas, cualquiera puede comprar un bikini, un cocktail o comerse unos camarones que te venden a pie de toalla. Todo el año es verano en Río.
Pero Rio es también la ciudad más violenta de Brasil. Los reporteros de Callejeros Viajeros se adentran en algunas de las favelas (barriadas) más peligrosas de la ciudad. "Baja la cámara, si grabas narcotraficantes te cortan en pedacitos y te exhiben en el barrio", dice Eve Berenguer, coordinadora de una ONG. Paulo nos enseña la impresionante casa de un familiar valorada en dos millones de euros. Está ubicada pegada a la Favela Parque Nova Ciudade. Paulo acompaña a la cámara a la barriada: "Estoy acojonado, nunca había entrado aquí", dice el joven compositor de música.
En Ciudad de Dios, la favela famosa por la película nominada al Óscar, Gissele y Maria nos enseñan su particular escuela para niñas modelos. "Yo fui narcotraficante, he estado en la cárcel y ahora quiero que mi hija tenga oportunidades que yo no tuve", dice la madre de una niña de 7 años que ha ganado varios concursos internacionales de modelo. "La policía ha invadido el barrio, actúan igual que los narcotraficantes", dice María.