Se encuentra en la desembocadura del río Tajo y es la capital más occidental del continente europeo. La ciudad, con más de medio millón de habitantes, está construida sobre siete colinas y tiene, a escasos kilómetros, enormes playas llenas de vida y mucho surf.
Los barrios más pintorescos respiran un aroma puramente lisboeta, donde sus gentes y tradiciones nos sorprenden cuando paseamos por sus calles. Los vecinos del barrio de Grassa aseguran que desde allí se disfrutan de las vistas más bonitas de la ciudad.
Caminar por Alfama y Chiado es casi un viaje en el tiempo, ya que conservan las formas de vida más tradicionales y populares de una gran ciudad con historia. En el barrio de Belém encontramos el espectacular Monasterio de los Jerónimos, que recorremos en compañía de la responsable de su restauración. También aquí compartimos mesa en uno de los cafés más conocidos de la ciudad, para degustar el postre lisboeta por excelencia: el pastel de nata.
Se dice que los lisboetas tienen una manera diferente de preparar el bacalao para cada día del año, es decir, 365 recetas distintas para la principal estrella de la gastronomía portuguesa.
Y en los alrededores de la capital, playas para todos los gustos. Carcavelo, a 24 kilómetros Lisboa, es el punto de encuentro de miles de portugueses y turistas para pasear y practicar cualquier deporte acuático. También son muy concurridas las playas de Cabo de Roca y Guincho, donde los surfistas se retan frente a las olas.
Lisboa es un reportaje de Víctor Cerdán