Es neoyorkina. Es foodie. Es celíaca. Y, por encima de todo, ama el ballet. La cuenta en Instagram de Colleen Werner, bailarina profesional de Nueva York, es un ejemplo de naturalidad, de ganas de vivir sin seguir las ‘normas’ establecidas ni los cánones impuestos de la sociedad.
Colleen es bailarina profesional y adora comer. Y con estas dos pasiones por bandera, ha convertido su perfil en la red social en una demanda constante de que las dos cosas son absolutamente compatibles con esfuerzo, ganas de ser feliz y una sonrisa permanente. Colleen comparte a diario platos de pasta, gofres, helados, ensaladas gourmet… sus platos favoritos. Y mezcla su pasión por la gastronomía con fotos de sus ensayos y entrenamientos en la pista de baile. Acrobacias, estiramientos, figuras imposibles…
Collen ha emprendido una lucha contra los trastornos alimenticios en niñas y adolescentes. Ella misma asegura que con nueve o diez años llegó a odiar su cuerpo y recuerda con amargura como un médico llegó a decirle con 8 años que debía ponerse a dieta. La relación de Colleen con su propio cuerpo empeoró en el instituto.
Finalmente, gracias a grupos de terapia y a poyo, ha aprendido a amar su físico y a entender que no es una barrera a la hora de desarrollar una profesión como la de bailarina. Ella misma asegura estar orgullosa de haber emprendido una batalla contra los cánones de una industria tan cargada de clichés.