Cada vez que se produce un suceso violento o un asesinato especialmente mediático nos preguntamos qué lleva a una persona a cometer un crimen. Y muchas veces, el dedo acusador señala a los videojuegos como una de esas causas directas. ¿Pero crean criminales los videojuegos violentos? En el pasado, la literatura científica ha llegado a responder afirmativamente a esta cuestión, pero en los últimos años varios estudios científicos han demostrado que no es así.
Una de las investigaciones más recientes, dirigida por el psicólogo Christopher J. Ferguson, ha sido publicada en Journal of Communication. En 'Does Media Violence Predict Societal Violence?', este investigador norteamericano no solo "afirma que no hay relación entre la violencia en los medios y el comportamiento de una sociedad, sino que también pone en duda la metodología de los estudios previos", según publica Europa Press.
Los datos del estudio
La investigación está dividida en dos partes. La primera estudia el cine y la segunda la representación de la violencia en los videojuegos publicados de 1996 a 2011, basándose en el Entertainment Software Rating Board (ESRB). Después los compara con los datos de violencia juvenil en ese mismo periodo en Estados Unidos. El análisis concluye que en esos años la violencia juvenil se redujo notablemente a pesar de que la popularización de los videojuegos ofrecía mayores dosis de violencia.
Precisamente, otro de los datos que revela el estudio es que durante los periodos con mayores dosis de violencia en los medios, el número de actos violentos registrados es menor, y viceversa. Según publica 'El diario del juego', las unidades de videojuegos vendidas aumentaron en el periodo de estudio de 1.000 a 7.000 per cápita, mientras que la tasa de violencia juvenil pasó del 35 al 5. Un cambio inversamente proporcional.
Según los investigadores, este dato demuestra que la representación de la violencia en la ficción no guarda relación con los incrementos de violencia en el mundo real. Algo que sí apuntaban estudios anteriores. Un resultado erróneo, según Ferguson, porque se obtenía al estudiar periodos demasiado concretos o breves.
Los videojuegos son la excusa
Videojuegos recientes como el polémico 'Hatred' han despertado una auténtica oleada de quejas y críticas contra el mundo de los videojuegos que han contribuido a un debate que tomó fuerza tras la matanza de Columbine y que siempre se reabre tras matanzas como la de Francia.
Desde la comunidad de videojugadores siempre ha habido quejas por la relación que muchas veces se ha establecido entre criminales y el mundo de los videojuegos. Todavía hoy existen padres asustados de que sus hijos se vuelvan contra ellos con una katana si juegan a videojuegos. Pero los aficionados al 'gaming' no son los únicos. Antes de los videojuegos, los cinéfilos eran quienes aglutinaban la gran mayoría de las quejas. Y es que el estudio corrobora que alguien que juega a títulos de temática violenta no se convierte en un criminal.
Es más; el propio Ferguson ha declarado que la razón por la que los videojuegos o el cine han sido eternamente culpados esconde una razón política. Según el psicólogo, la verdadera causa de la violencia radican en la problemática económica y educativa de un país, y no en los contenidos que sus ciudadanos consumen en la pantalla.
Quien aquí escribe ha pasado media infancia encarnando a criminales en Gran Theft Auto (GTA), y cientos de horas jugando con amigos en un ciber de barrio al popular juego de disparos Counter Strike. Los maratones de cine negro y novela policíaca también han sido una constante en mi adolescencia. Aficiones que comparto con millones de personas que jamás han manipulado un arma o cometido delito alguno.
Pero no soy el único aficionado a los videojuegos que agradece que publicaciones científicas de prestigio ayuden a concienciar a la sociedad de que el consumo de productos culturales no influye en la creación de una conciencia criminal. Así que podemos estar tranquilos, porque ni los jugadores de GTA o Carmageddon roban coches para atropellar peatones cuando salen a la calle, ni los jugadores de Quake o Call of Duty perpetran una matanza antes de irse a dormir. Lástima que todas las horas que le he dedicado al FIFA y al Pro Evolution Soccer no me vayan a servir para poner la bota de oro encima del ordenador.