Que ninguna de las artes se libra de las modas, está claro. Ni el teatro, ni el cine, ni, tampoco, los videojuegos. Cuando un género se convierte en gusto colectivo, es difícil no caer en las redes de esa corriente. Aunque sea sin querer, de forma indirecta o para probar un poco por si nos gusta.
Ocurre con el cine de superhéroes o la música de Justin Bieber. Aunque luego sigamos con el maratón de películas de cine iraní independiente con subtítulos en armenio, o discutamos en el trabajo si tras la desaparición de Lovely Luna el indie folk ha vuelto a levantar cabeza.
Sobrevivir en un mundo paralelo
Nos guste o no, los juegos de supervivencia han invadido los catálogos en los últimos años. Han sabido atrapar por igual a adolescentes y a un público maduro y adulto que quiere escapar de los juegos fáciles y acción desenfrenada. Los títulos de temática 'survival' se han convertido en un género en sí mismo utilizando ingredientes que ya llevan de moda unos cuantos años: acción multijugador, mundo abierto, exploración, construcción y mucho rol.
La combinación de estos elementos da lugar a juegos en los que la sensación de inmersión y el grado de realismo provocan que no solo nos identifiquemos con el personaje que controlamos, sino que nos convirtamos en él para vivir en una especie de mundo paralelo que nos espera al salir de clase o el trabajo: para algunos, un lugar donde soltar la tensión de la jornada; para otros, una vía de escape más social que su día a día.
Empezar tu vida de nuevo
El juego ideal es multijugador a través de internet y tiene un punto de partida simple con un abanico de posibilidades inmenso: 'despertamos' en un mundo hostil y desconocido, y lo hacemos sin absolutamente nada: ni ropa, ni armas, ni casa. Pero no estamos solos. En el mismo lugar hay otras personas que no conocemos, que pueden ayudarnos o atacarnos. Y esos jugadores son personas reales que se han asomado a este mundo virtual desde sus casas.
Esa es la premisa básica en muchos de estos juegos. La trama, el escenario y la temática son secundarios: desde mundos fantásticos habitados por zombis o mutantes, pasando por épocas pasadas o futuras con dinosaurios o naves espaciales, hasta la simpleza del mundo actual tras una guerra que ha desolado el planeta.
Solo hay un objetivo y es sobrevivir. Es el jugador el que pone las reglas.
¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?
En este mundo virtual hay materias primas que tendremos que recopilar para sobrevivir: cazar para comer y confeccionar ropa, talar árboles para construir un refugio, fundir metales para elaborar armas... Las posibilidades son inmensas, desde la miseria absoluta hasta controlar un armamento poderoso y poseer gigantescas fortalezas. Pero la parte verdaderamente importante de este mundo es el componente social.
Todos hemos soñado o pensado alguna vez cómo reaccionaríamos en una situación de riesgo. En los juegos de supervivencia tenemos la oportunidad de vivir esa experiencia. Y, desde una perspectiva psicológica, descubrir nuestro instinto de supervivencia y hacer que afloren nuestros impulsos y pulsiones más ocultas... ¡y hasta sorprendernos con ciertas decisiones que tomaremos en el mundo virtual!
En él estamos obligados a relacionarnos, y tendremos que decidir cómo será esa relación. Podremos actuar con violencia o ser pacíficos, y hasta intercambiar recursos con otros jugadores. Podremos ir por libre, pasar desapercibidos, jugar con amigos o asociarnos con desconocidos para vivir con ellos y crear una poderosa comunidad. Lo que nunca sabremos es cómo van a reaccionar ellos. Podrán ayudarnos y defendernos de otros jugadores, pero también podrán dispararnos por la espalda al menor descuido. Y nosotros podremos hacer lo mismo. En nuestra mano está el rol que queremos desempeñar en esa sociedad virtual, salvaje y, en muchos casos, hostil.
Un mundo construido por los jugadores
Lejos queda la época dorada del género 'survival horror' con juegos como Resident Evil o Silent Hill. La nueva hornada ha producido verdaderas joyas jugables: desde precursores como S.T.A.L.K.E.R., pasando por juegos como DayZ, ARK, H1Z1, Space Engineers o Rust, hasta propuestas ambiciosas como No Man's Sky o Don't Starve. Todos ellos influenciados por los juegos de mundo abierto, han reinventado un género. Las tramas y temáticas cerradas se han ido diluyendo y, en las propuestas más jugadas, prima la vertiente multijugador y un universo donde casi todo queda a la imaginación del jugador.
Juegos hay muchos y, a excepción de Minecraft o Unturned (cuyo aspecto gráfico no es realista), los más jugados son los más realistas y los que permiten una identificación mayor con el personaje. Rust es un ejemplo de ello: un juego aún en desarrollo y que actualmente se posiciona como el sexto más jugado en la plataforma Steam.
Muchos de estos juegos están producidos por estudios pequeños o independientes que han visto en Steam la posibilidad de llegar a los jugadores de PC e involucrarles en el desarrollo del juego gracias al acceso anticipado. Son los jugadores quienes, además de pagar por el juego, se convierten en 'testers' o probadores y le dicen a los creadores qué les gusta, qué no funciona y cómo mejorar. La contrapartida para el jugador es que no se limita a recibir un juego terminado, sino que tiene la oportunidad de moldearlo a su gusto.
Los tipos de jugador
Un aspecto curioso es que en estos juegos podemos ver un reflejo de cómo se configura nuestra sociedad y cómo se comportan sus individuos. Entre aquellas personas que se toman en serio el juego encontramos varios arquetipos de jugadores bien diferenciados en casi cualquier título multijugador de supervivencia:
Si reducimos la tipología de los jugadores al máximo, podemos diferenciar tres roles principales que aglutinan los anteriores:
Vamos, como la vida misma, ¿no?
Al final todo es un juego
Con imaginación, un buen sistema de sonido y un ambiente tranquilo en casa, seremos capaces de introducirnos en el universo del juego como si de una aventura real se tratase. Eso sí, sin perder de vista la frontera entre el mundo virtual y el real. Al fin y al cabo todo sigue siendo un juego. No nos convirtamos en 'preppers'. Que un jugador ambicioso busque la supervivencia a través de estrategias sucias y reprochables, no quiere decir que en una situación tan extrema en el mundo real hicieramos lo mismo. ¿O quizás sí?