True Gamer Girls, la publicación satírica que ridiculiza el sexismo en el mundo 'gamer'
¿Eres hombre y me estás leyendo? ¿Qué te viene a la cabeza si piensas en una chica que juega a videojuegos? ¿Eres mujer? ¿Qué cara pone la gente cuando les dices que te has pasado ‘The Last of Us’ en una semana?
El mundo de los videojuegos está repleto de estereotipos establecidos y difíciles de erradicar. El jugador de videojuegos no tiene amigos, ni mucho menos novia. La jugadora es lesbiana, le sobran varios kilos y se pasa la tarde comiendo ganchitos en su habitación. Así es como muchos ven a las mujeres 'gamers' quienes, según un estudio, son ya el 47% del colectivo de jugadores de videojuegos en España.
Hace unas semanas, diez de las mujeres que forman parte de esta estadística decidieron juntarse para lanzar una iniciativa muy especial. Pero antes de nada, os cuento la historia en orden cronológico.
Capítulo 1 – Depression Quest
La historia comienza con Zoe Quinn, una desarrolladora independiente de videojuegos norteamericana y creadora del juego ‘Depression Quest’, es acusada por su ex novio de serle infiel con un periodista de videojuegos para conseguir una valoración positiva del juego en los medios. A partir de ese momento, se inicia una brutal campaña de acoso y ataques sexistas contra Quinn. No era nada nuevo, había toda una historia detrás.
Capítulo 2 – Gamer Gate
Surge en Estados Unidos una crítica hacia los medios especializados de videojuegos por ser demasiado cercanos a empresas de la industria, desarrolladoras, distribuidoras… El actor Adam Baldwin se mete de por medio y se populariza el hashtag #GamerGate.
Capítulo 3 – La confusión absoluta
Internet, como casi siempre, se vuelve loco. Parte del colectivo de jugadores 'hardcore' se une al de los 'trolls' virtuales, y la controversia sobre la ética periodística se deja contaminar por la campaña de acoso y derribo contra mujeres relacionadas con los videojuegos.
Capítulo 4 – Sexo y videojuegos
A río revuelto… Ve la luz el primer ejemplar de ‘Gamer Girls’, una revista erótica orientada a un público masculino aficionado a los videojuegos. Modelos ligeras de ropa, chupando mandos, rozándose con cables. Todo bastante grotesco. De mal gusto, al menos.
Captítulo 5 – ‘True Gamer Girls’
Diez amigas se indignan por esta publicación y se juntan para satirizarla creativamente. Deciden publicar una fanzine en la que llevan al extremo los tópicos sexistas. Una publicación “anti-sexual y grotesca” que explota los estereotipos para demostrar “que las mujeres jugadoras no se encuentran ni en un extremo ni en otro, sino en un término medio”. No son mis palabras esta vez, son las de Fu Olmos, una de las creadoras de ‘True Gamer Girls’ cuya voz entró en directo en los estudios de MorninGlory.
“Somos la mitad de jugadoras en este país y se nos sigue viendo como las raras. A las mujeres y a los hombres se nos tienen asignados unos roles. Nosotras somos las de las Barbies y ellos los de los videojuegos”. Pero la realidad es bien distinta. Ni todos los chicos crecieron con la Game Boy, ni todas las mujeres juegan al ‘Candy Crush’ en el móvil. “Yo ese juego nunca lo he tocado” dice Fu, mirando hacia un lado mientras lo dice y torciendo el gesto. (Esto me lo imagino, porque la conversación es telefónica).
“Cada vez que me meto a jugar online y descubren que soy mujer, recibo algún insulto del estilo «vete a fregar» o «me has ganado porque se ha puesto a jugar tu novio». Esto es a nivel personal, en mi casa, pero hay personas públicas como la socióloga Anita Sarkeesian que han tenido que abandonar su casa”. Y no es la única. El último caso ha sido el de Brianna Wu, una desarrolladora independiente, de convicciones feministas, que ha abandonado su casa después de sufrir amenazas de muerte a través de Internet.
“El hombre, como concepto colectivo, ve amenazada su hegemonía, y ese miedo ha invadido la industria de los videojuegos”, dice Fu Olmos con convicción, y añade: “hay machismo en la industria de los videojuegos como la hay en el resto de la sociedad. Hay un techo de cristal. Las mujeres no podemos acceder a ciertos cargos o trabajos y nuestros sueldos son más bajos. Esto se tiene que acabar y hay que criticarlo. Es un debate necesario”.
Eso han hecho muchas mujeres en la industria de los videojuegos norteamericana tras la controversia del 'Gamer Gate'. Muchas (y muchos) han levantado la voz en defensa de Zoe Quinn, y han recibido el mismo tratamiento de parte de miles de ‘trolls’ y desalmados psicópatas, fauna habitual en las cuevas oscuras de Internet. “Ellos son los antisociales”. Y lo dice Fu, que va para médico (o médica), tiene pareja y no sufre problemas de sobrepeso. También tiene amigos, “dentro y fuera del mundo de los videojuegos; con algunos quedo para jugar, con otros para salir a cenar”.
Los ataques contra Zoe Quinn comenzaron por haberle sido infiel a su novio, “se usó eso para escurrir el bulto y pasar del verdadero problema. Un juego independiente hecho por una mujer encontró su hueco en el mercado, y cuando ella ha tenido voz, se le ha querido silenciar desacreditándola con su vida personal”.
¿Hay alguna solución? Le pregunto a Fu, mientras hojeo su revista digital y descubro una foto suya en la que aparece rodeada de cables y comiendo Doritos (sarcástico guiño al 'Dorito's Gate'). “¡Claro que la hay!”, contesta resuelta, y me da dos soluciones. La primera, para facilitar el acceso de la mujer a la industria: “La llave del cambio la tienen las desarrolladoras independientes, quienes todavía no se han atado a los grandes, quienes siguen interesados en su público eminentemente masculino para segmentar su publicidad”. La otra, la del machismo en el mundo ‘gamer’: “Aquí todos tenemos que poner de nuestra parte con el objetivo de que las chicas no se tomen los videojuegos como un tema tabú y que los chicos vean que quienes jugamos, somos tan normales como ellos”.