La tercera parte, el final de esta trilogía, está dedicada a esa parte de la disciplina en la que el triatleta invidente se expone a una demostración de fe definitiva.
El segmento de bicicleta pone a Jota y Nacho, su guía y compañero de fatigas, a velocidades de vértigo sobre las dos ruedas del tándem. Aquí la actividad del triatleta invidente requiere, quizá, menos pericia técnica pero aún más arrojo para dejarse el corazón, el resuello y los cuádriceps en el arte de la pedalada sin miedo a una posible caída.
Con este vídeo concluímos la historia de Jota, el joven que convirtió su infortunio en una excusa perfecta para superarse en uno de los deportes más duros que existen. El último capítulo de este periplo se escribió hace un par de semanas en Banyoles, con Jota consiguiendo la plata en el campeonato de España de su categoría.
David Jiménez y Eduardo Payán.