Sujeta2
Creo que sólo me vais a comprender vosotras. Porque se habla mucho de encontrar ese par de zapatillas adecuadas para correr, pero poco del otro” par” … Si , ese que te da, bien la naturaleza, bien el bisturí , pero bien siempre, por supuesto.
Un par que al final termina siendo un asunto grave, de “gravedad” .Porque hay cosas que caen por su propio peso y trotando, ni te cuento...
Vamos al grano, hablo de sujetadores. Ahora hay mil modelos, marcas y precios .Y si buscas un poco, encuentras verdaderas virguerías anatómicas y aerodinámicas que sostienen , elevan, juntan , aumentan, disminuyen y hasta engañan de verdad .
Y es que los tiempos adelantan que es una barbaridad, pero llegar hasta aquí, hasta la sujeción máxima ha costado y mucho. Todavía recuerdo el daño que hizo Sabrina Salerno, si la del “boys, boys,boys”) a las chicas de mi generación. Antes de que ella irrumpiese en la pantalla, tu ibas a tu clase de gimnasia del cole (más tarde rebautizada como Educación Física), con tu camiseta de algodón, libre cual perdiz. Tus compañeros ni te miraban (total, no eras un balón).Pero llegó ella, se le escapó un seno en prime time, y el “ boys , boys , boys” se extendió como un cruel clamor en el patio cuando al grupo de las chicas nos tocaba calentar ( va sin segundas).
Y en ese momento debimos ser conscientes de que aquello se movía demasiado. ¿Qué hacer? Hubo quien optó por inaugurar el acuaerobic, vamos ponerse un bañador encima del suje. Otras nos tomamos a rajatabla el “a mí me daban dos” y optamos por ponernos dos sostenes, uno encima de otro, para que aquello se moviera lo mínimo. Pero luego estaba “Cleopatra”, llamada así, porque ni corta ni perezosa se fue a la farmacia a comprase unas vendas. Y tanto que se las puso. Aquello se movía menos que los ojos de Espinete. Claro que quitarlas fue otra historia, porque eran adhesivas… Luego que me hablen de sufrimiento.