El manual del imperfecto corredor

cuatro.com 30/05/2014 09:51

Uno de mis nuevos compañeros de carreras es Miguel, lleva poco tiempo corriendo y como mucha gente se metió en el mundo del running para mantenerse en forma y mantener su peso, hace unos tres años.

Se comienza a correr sin ambiciones solo intentando que el cronómetro se superé un poco cada día que sales, sin pensar en ritmos. La primera temporada suele transcurrir tranquila sin grandes problemas físicos aunque siempre te duela algo.

La segunda temporada, cuando el running empieza a engancharte siempre aparece alguien que te motiva para apuntarte a alguna carrera, normalmente de 10 kilómetros o media maratón. Tener un objetivo provoca una inmediata reacción necesaria ¡Habrá que prepararse no puedo hacer el ridículo! Y se desencadena una "obsesiva" necesidad de información.

Lo primero suele ser ¡Necesito unas zapatillas de corredor! No puedo seguir corriendo con estas de tenis que saque del armario diez años después de su último uso. Recuerdo que ayude a Miguel a comprarse unas a mitad de precio, 50 euros por unas zapatillas de gama media alta testadas por mí, era como un niño con zapatos nuevos. También cambió su indumentaria de algodón por nueva ropa técnica.

Después se empieza a mirar planes de entrenamiento. Yo le decía que tenía que relativizar esa supuesta obligación de distancia, ritmo y número de sesiones que te dice que debes cumplir, que el umbral de agotamiento y sobre entrenamiento es diferente en cada persona y que llegar ahí es peligroso.

Pero Miguel corría y corría, cada vez más rápido y más largó. Recuerdo lunes que me decía, "ayer corrí 20 kilómetros" y yo pensaba buff ¡Esto no va a acabar bien! E intentaba transmitirle que tiradas de ese tipo no deben hacerse a menudo.

Llego su primera media maratón, Bilbao. La recomendación principal que le hicimos fue, sal tranquilo controla el ritmo, es una carrera lo suficientemente larga como para que en la segunda mitad, si tienes fuerza, puedas ir rápido. La convirtió en quince primeros kilómetros a un ritmo más rápido del que debía y 6 últimos de agonía donde perdió tiempo y conoció el sufrimiento que supone correr más de media hora completamente extenuado.

Seguíamos corriendo y su necesidad de información aumentaba leía revistas, blogs y todo lo que pillaba. Me empezó a decir que entrenábamos lento y me volvía el buff a la cabeza. Le intentaba explicar que hay que entrenar con ritmos un minuto más lentos que tu ritmo de carrera, que los entrenamientos de velocidad o calidad corredores populares como nosotros solo deben hacerlos una vez a la semana máximo y que cada esfuerzo de más que haces entrenando el cuerpo lo acumula porque no le damos descanso.

Acabe de comprobar el caso que nos hacía a los corredores más veteranos, cuando se apuntó a dos medias maratones en el plazo de tres semanas, Madrid y Murcia con intención de mejorar tiempos. Ahí ya le dije, “ya no tienes remedio vas a acabar lesionado y sobré entrenado, dejarás de correr”.

Seguía entrenando duro y corrió Madrid con un principio de fascitis plantar pero le fue bien. En Murcia le fue mejor todo, menos la fascitis y el soleo. Y a parar, no puede correr. Físios y médicos aparecieron en su historia como corredor.

Hace poco se produjo su momento álgido de insensatez. Se metió en una tienda especializada para hacerse un análisis de pisada, (nunca eso le había preocupado), pensó que podía ser la solución a sus problemas físicos. Le dijeron que era pronador y salió con 200 euros menos, unas plantillas y unas zapatillas nuevas, por cierto horrorosas. Probo todo pensando que sus problemas estaban solucionados pero se equivocó sigue parado.

Miguel, gran periodista, gran músico… ¡No se puede ser grande en todo!

Paso a paso y sin perder de vista el suelo.