En que te fijas cuando corres
El hormigueo de correr por tu ciudad cuando llevas tiempo fuera de ella. Esa también es una de las sensaciones que te provoca el running. Volver a pasar por los lugares de toda tu vida y apreciar detalles en los que antes nunca habías reparado, o si lo habías hecho ya ni recordabas.
Ser de San Sebastián tiene además de pasar unos días en una de las ciudades más bellas el privilegio de redescubrirla corriendo. Sus paseos junto a la playa, varios kilómetros contemplando el mar, casi pisando la arena te permiten mirar con otros ojos a viejas conocidas como la barandilla de la playa de la concha. En mi última visita, la salida de turno, a un ritmo tranquilo, como siempre, me regaló uno de esos pequeños detalles en los que a esta edad solo te fijas cuando corres. Descubrí un tramo de barandilla diferente, sobre el hierro tenia forjado dos apellidos vascos: Mendia y Murua (con lo de moda que están ahora los apellidos vascos) . Se trataba de un tramo antiguo que tenía el nombre de la metalúrgica que suele reponer este elemento .Uno de los pocos que quedan porque desde su taller me contaron que ahora cuando funden la barandilla ya no figura el nombre de sus autores.
Cada kilómetro de cada itinerario por esta ciudad te deja nuevas impresiones. En otro de los recorridos más populares, el que discurre junto al río Urumea y que parte en dos San Sebastián, la perspectiva de sus puentes también se ve ahora diferente. Hace años popularmente lo llamábamos hacer los puentes, hoy corres por sus orillas y te fijas en sus ojos, en su decoración y mientras vas a girar por el puente más antiguo de la ciudad te detienes en detalles como los escudos pintados sobre las bases de las farolas del primer puente que se construyó, el de Santa Catalina…
Correr por San Sebastián, por sus ejes peatonales, y pasar en solitario ante algunos de sus edificios monumentales es un regalo. Toda la calle es para ti, la ciudad es un museo al aire libre y tienes tiempo para dedicarle a sus fachadas como las de la calle Prim donde de repente te traslada al modernismo. Es una buena excusa para no bajar de seis minutos, como cuando agradeces un semáforo para coger aire. En esta calle si pasas más rápido de lo normal te perderás maravillas de la arquitectura como este portal.
Estas son mis sensaciones y estoy seguro de también las experimentarán que los que vuelven a su pueblo, al de sus padres, al campo donde jugaban los veranos. Correr para disfrutar, disfrutar corriendo para redescubrir, para reinventa, para recordar…Porque lo importante como dijo hace unos cuantos post mi compañero de blog Fede Atienza es disfrutar, dejar de mirar el Garmin y que sus pitidos no te impidan contemplar , y encontrar las diferencias de lo conocido ¿ Y tú en que te fijas cuando corres?