Hay gente que va corriendo a todas partes pero no ha corrido -ni correrá- en su vida. Va corriendo a por los niños, al supermercado o al banco. Y de tanto decir "me marcho corriendo", uno podría pensar lo que no es. Porque aquí todos vamos con prisas, pero correr, correr… sólo unos pocos.
En Inglaterra acaban de celebrar el primer run2work day. Pero, en sentido literal: adiós al coche, al metro o al autobús. Se trata de ir trotando al trabajo, sin prisas, pero sudando la camiseta. Y la cosa ha funcionado. El 3 de julio repiten y pretenden convocar un día similar una vez al mes. Échale un vistazo a la web Run2Work y veràs que van en serio.
La propuesta oficializa un fenómeno que existe desde hace años (también en España) pero que ha crecido exponencialmente en el Reino Unido y Estados Unidos. Allí lo llaman run commuting y es una variante del run commutingbike commuting.
El gurú de este running urbano es Joshua Woiderski, un profesional del derecho que reside y corretea en Atlanta. Lo suyo fue mala suerte, el típico caso de la necesidad convertida en virtud. Todo empezó hace cinco años con un accidente de tráfico que dejó su coche en siniestro total. Comprarse otro vehículo era impensable, así que empezó a coger el autobús lento, tedioso y abarrotado. Para colmo, al llegar a casa, apenas tenía tiempo de entrenar. Probó a ir corriendo al trabajo: poco más de 7 kilómetros y medio, unos 35 minutos. Tras mucho ensayo y error y mucha experimentación logística, se hizo un militante de la causa. Creó la web theruncommuter.com donde cuenta sus experiencias y ofrece consejos sobre material y trucos para hacer más llevadero el trayecto. Joshua corre al o desde el trabajo aunque el calor apriete, hiele, llueva o nieve. Al fin y al cabo, "no existe el mal tiempo, sólo la ropa inapropiada".
Pero ir o volver del trabajo corriendo no es cómodo. Sobre todo ir. Exige una logística muchas veces complicada, y más todavía en España. Puede ocurrir que la mitad de los trabajadores de una empresa sean aficionados al running, pero es poco probable que haya duchas en el trabajo. Excepto si eres profesor, empleado de un polideportivo o un altísimo ejecutivo, tendrás que conformarte con un WC para hombres y otro para mujeres. Qué envidia, Clark Kent y su cabina telefónica... Por eso, es más cómodo correr de vuelta a casa. Lo único que necesitas es llevar lo imprescindible en la mochila. La carrera de vuelta te despejará la mente y te permitirá acabar el día con la sensación del deber cumplido. En Londres, existe incluso un servicio especialmente pensado para commuters, el Home Run, que transporta la mochila o el maletín a casa. Un lujo.
Lo tienen todo muy estudiado. Han comprobado, por ejemplo, que la distancia media que hace un británico desde casa al trabajo no llega a 11 kilómetros, lo que según sus criterios supone unos 50 minutos de traslado en transporte urbano. Corriendo a 5 minutos el kilómetro serían 55 minutos. No es mucho más y tiene sus ventajas anímicas, físicas y económicas.
Aunque también tiene sus inconvenientes. Llegar sofocado al trabajo o abandonar la oficina en mallas o luciendo piernas puede alterar (rara vez en nuestro favor) nuestra imagen profesional. Aunque nunca se sabe. Todo es ponerse. La versión española del run2work day puede no estar tan lejos.