JON SISTIAGA: El día a día de la información en México

cuatro 07/10/2008 17:35

"Semana de terror en Tijuana", "Meten tres cadáveres en bidones con ácido", "Ultimaron a jefe de policia", "Doce decapitados en Yucatán", esto es lo que leo cada mañana mientras Sergio, el camarero del hotel en el que me hospedo, me pregunta si quiero unos huevos revueltos...

La ola de asesinatos que está padeciendo México en los últimos meses está removiendo también las conciencias de los propios mexicanos, que se habian acostumbrado a convivir con ciertos niveles de violencia, a somatizar los secuestros, robos, violaciones o ajustes de cuentas entre narcos como una más de las peculiaridades de este fantástico país.

Pero lo que está ocurriendo ahora, probablemente fruto de la permisividad de muchos años de tolerancia con el narcotráfico, supera cualquier límite. Los narcos han impuesto un nuevo sistema de mensajes. Si se le quiere enviar un recado al cártel rival se le agarra a unos cuantos de sus "narcomenudistas", se les tortura (porque para qué matarlos sin saña..), se les mata y se les corta la cabeza o la lengua, depende del mensaje que se quiera enviar. Al lado del túmulto de cadáveres, porque aquí se mata en grupo, doce en Yucatán, diecisiete en Tijuana, nueve en Juaréz, veinticuatro en Mexico DF, al lado de las cabezas cortadas o las lenguas diseccionadas se deja un cartel. Siempre dirigido a alguién, siempre con faltas de ortografia, porque los sicarios no son, lo que se dice, muy leídos: "Les bamos aser -sic- picadillo", decía uno encontrado la semana pasada. "Hai sic- está tu gente", escribían o mal escribían en otro...

El muñeco diabólico que sujeta los periódicos vespertinos en un cruce de la Avenida Reforma de Mexico DF es como una metáfora de la situación mexicana. El poder de los narcos, a través de la corrupción y de la compra de voluntades, se ha introducido en el cuerpo del Estado mexicano y se está extendiendo por dentro como un tumor cuyas metastasis producen esas matanzas.

"No salga solo", "No coja un taxi que no se lo busque el hotel", recomendaciones de buena gente a todos los extranjeros. La violencia, el robo, la navaja o la pistola están a la vuelta de la esquina, como ese muñeco que vende periódicos que hablan de muertos, y que sonríe desde esos ojos vacíos de humanidad.

Jon Sistiaga, desde México D.F

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