JON SISTIAGA: La desesperada publicidad de una familia desolada
Fijaros bien en la foto. Los carteles publicitarios de la parte de abajo, de una conocida marca de cervezas, hablan de "imaginar historias a protagonizar la vida", o de "tocar miles de puertas a tocar en todo el mundo". Mensajes optimistas, vitalistas, hasta hedonistas, para intentar asociar esa cerveza a una determinada forma de vida. Después, leer el desgarrador mensaje del cartel de atrás: "Por favor, devuelvanme a mi hija Silvia. Serán recompensados". Silvia fue secuestrada hace 13 meses. Si esta viva, tendrá ahora 19 años.
He estado con los padres de Silvia. Cuando hemos salido de su casa, mi cámara Jaime y el realizador que me acompaña, Fede, hemos tardado un rato en poder tragar saliva. Su familia ha querido ponerse delante de nuestras cámaras para lanzar un mensaje muy claro: "Queremos pagar". Hace varios meses que los secuestradores han cortado las comunicaciones. Negociaron con ellos y aceptaron pagar el rescate de casi tres millones de dólares, pero algo falló. O se sintieron vigilados, o fueron detenidos por otro delito, o, peor aún, se les murió Silvia. El caso es que desde hace meses viven pendientes del teléfono y rodeados de silencio, porque no les quedan ánimos ni para hablar y mucho menos para reir.
Cuando vi ese enorme cartel en un centro comercial quise conocer su historia. Nelson, su hermano, dicen que han puesto el anuncio a la desesperada. Que han recibido numerosas llamadas, casi todas pistas falsas. Que incluso han podido comprobar la vileza de muchos que llaman para extorsionar a la familia asegurando que tienen a Silvia y que la soltarían por una determinada cantidad de dinero. "Por eso, Jon, no te puedo decir delante de la cámara detalles de como era Silvia, de sus gustos o su personalidad, para no dar pistas a los extorsionadores y poder pillarles cuando les hacemos las preguntas que sólo ella podría contestar", me dice Nelson.
Fuera de cámara, casi con lágrimas, me cuenta como es su hermana pequeña. La mimada de la familia. Lo cuenta en presente, porque rechazan la idea de que haya fallecido. Ellos dicen que están preparados para lo peor, pero uno nunca sabe como va a reaccionar. Yo pienso en mi hija y no sé como reaccionaría.
Jon Sistiaga, desde México D.F
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