Decenas de personas trabajando en diferentes puntos de Vietnam, relojes sincronizados y diez parejas inocentes que no pueden imaginarse lo que va a ocurrir. Hacer que esa complicada coreografía entre el balanceo del barco y el avance del tren funcionara, dependía de un orden y una disciplina muy exigente. Si algo fallaba la cadena se rompería, Mariano (subdirector de Pakín Express) estaba a mi lado insistiendo en que no se me olvidaran los pasos de este baile.