Siempre digo que la carrera manda y se impone. Diría que, a veces, es incluso un poco chulita. Nosotros quisimos sorprender a los concursantes con el arranque inesperado en el tren y lo logramos, pero la carrera también quiso dejarnos con la boca abierta, en total shock. Cuando grabé este vídeo, no podía imaginar que minutos después, tendríamos que trasladarnos al campamento para continuar el ranking.
Terminamos el ranking fuera del templo. Recuerdo los gritos, la confusión y la tensión del momento. También recuerdo las disculpas de la religiosa que nos pidió que interrumpiéramos la grabación. Llegaron al día siguiente a primera hora de la mañana con una cesta de frutas. Aún hoy lamento que el beso de Estrella y David les inquietase. Creo que todos aprendimos mucho aquella noche.